Miguel Ángel Gea. Ese mago entrañable.

Jueves 25. 20:00h. Salgo de la tienda hacia la estación, donde había quedado con Jota, para recoger a Gea. Ya subidos en el coche me parece que soy yo el que está nervioso porque quiero que salga todo perfecto. Al llegar al hotel veo que hay gente esperando para ver el espectáculo (buena señal). Entre tanta gente, muchos magos. Y entre preparativos y demás se pasa volando el tiempo. Aforo completo, bien empezamos.

21:30h. Empieza el espectáculo. Y nunca mejor dicho. Este hombre no es solo un gran mago, sino un espectáculo en sí, es un showman (dicho por el público asistente) que aunque no hiciese ni un juego, disfrutaríamos igual. Disfruté mirando de vez en cuando las expresiones de la gente. Estaba todo el mundo entregado con una sonrisa en la cara. Vi a Gea  a gusto, a pesar de los kilómetros, ya que venía de Gijón de actuar. Una hora y algo más tarde, después de aplaudir en pie, la gente salía contenta, preguntándose más de uno cuando será la próxima.

De la magia de Gea… que voy a decir… lo tiene todo: interpretación, técnica, sensibilidad, humor… Es uno de los grandes de la magia mundial, es magia.

Acabada la actuación cenamos unas pizzas y nos fuimos a la teteria Arabian (a la que no me canso de dar las gracias por todo). Lo mejor de todo fue el ambiente, porque estábamos entre amigos. Apenas hubo magia porque fue una noche llena de anécdotas, chinchorreos y risas…

…y a eso de las 3, aparece Dani Daortiz con Juanjo Barón. Si, habéis leído bien. Juntos en Ciudad Real. Unas risas… chistes… y otra noche que pasa volando.

(A los del botellón:) Eso es pasar un jueves en condiciones.

Fue una pena que tuvieran que irse el viernes, pero bueno, espero volver a verlos pronto.

Sábado 27. La tormenta mágica.

Es divertido conducir con ese viento que hizo de camino a Valdepeñas.  Cuando llegué todavía daba tiempo de tomar algo tranquilamente. Esta noche Gea hizo magia de salón también, y nos volvió a dar una clase magistral de cómo trabaja un artista. Después de una cena de risas y grasas (menos para jota, solo risas) volvimos al diRoma a disfrutar de la noche  (menos jota otra vez jajajaja) una encerrona como un piano: tuvo que hacer el monologo del pollo. Y después de eso nada más que contar, porque no creo que la gente escriba de las noches que pasan entre amigos. Un buen rato que acabó por cansancio acumulado general.

Conclusión: Un fin de semana para recordar. Suerte que hubo cámaras para inmortalizarlo.

Gracias en especial a Gustavo, Villén y a Jota, que me hicieron respirar y apartar la tensión para disfrutar como disfruté.

A los que vinieron… tendréis más magia, y a los que no… que les cuenten lo que se perdieron y no se pierdan la próxima. VIVA LA MAGIA!